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viernes, 11 de noviembre de 2011

►CARTA APOSTÓLICA EN FORMA DE "MOTU PROPRIO"


1. La familia, instituida por el Creador Supremo para que fuese la primera y vital célula de la sociedad humana, por medio de Cristo redentor, que se dignó nacer en la familia de Nazaret, ha sido honrada de tal manera que el matrimonio, es decir, la comunidad de amor y vida conyugal, de la que procede la familia, fue elevado a la dignidad de sacramento, para significar eficazmente la alianza mística de amor del mismo Cristo con la Iglesia (cf. Gaudium et spes, 48).

Teniendo esto presente, el Concilio Ecuménico Vaticano II define a la familia como «iglesia doméstica» (Lumen gentium, 11; cf. también Apostolicam actuositatem, 11), manifestando así la función peculiar que la familia está llamada a desarrollar en toda la economía de la salvación y, por lo tanto, la obligación que tienen todos los miembros de la familia de realizar, cada uno según su propia misión, la triple función profética, sacerdotal y real, que Cristo ha confiado a la Iglesia.

2. No debe extrañar, pues, que la Iglesia, solícita siempre en el decurso de los tiempos por la familia y sus problemas, al haber aumentado hoy tanto los medios para promover la familia, como también los peligros de todo género a que está sometida, vuelva sus ojos a ella con solicitud aun más intensa.

Testimonio significativo de esta solicitud apostólica es la obra que emprendió mi gran predecesor el Papa Pablo VI cuando, el 11 de enero de 1973, decidió constituir un especial "Comité para la Familia", al que competía estudiar los problemas espirituales, morales y sociales de la familia, con criterio y visión pastoral. Este Comité fue concebido como un organismo de estudios e investigaciones pastorales al servicio de la misión de la Iglesia y, en particular, de la Santa Sede.
Con el "Motu proprio" Apostolatus Peragendi se dispuso que dicho "Comité para la Familia", conservando plenamente su estructura y competencia propias, dependiese del "Pontificio Consejo para los Laicos".

3. Una reflexión atenta sobre la experiencia de estos años y, sobre todo, la necesidad de dar una respuesta cada vez más adecuada a las expectativas del pueblo cristiano, recogidas por el Episcopado de todo el mundo y manifestadas en el reciente Sínodo de los Obispos dedicado a la familia, han inducido a dar una fisonomía y estructura propias al Comité para la Familia, de modo que pueda salir al encuentro de los problemas y dificultades que la familia siente y sufre hoy, a saber, cuanto atañe a la atención pastoral y a la actividad apostólica relativas a este sector tan importante de la vida humana.

Por lo cual, bien pensadas las cosas, y pedido el parecer tanto de mis venerables hermanos cardenales de la Santa Iglesia romana en la reunión extraordinaria de noviembre de 1979, como del Sínodo de los Obispos y de los peritos, se dispone lo siguiente:

I. Se crea el "Pontificio Consejo para la Familia" que sucede, sustituyéndolo, al Comité para la Familia, el cual, por tanto, cesa desde ahora.

II. Este Consejo estará presidido por un cardenal, a quien ayudan un secretario y un subsecretario y a quien asisten algunos obispos de varios continentes, así como el secretario del mismo Consejo para la Familia y el vicepresidente del Pontificio Consejo para los Laicos.

Un conveniente número de oficiales de diversas naciones y expertos en cuestiones familiares realizarán el trabajo en la sede u oficinas del Consejo.

III. Serán miembros del Pontificio Consejo seglares, tanto hombres como mujeres, sobre todo casados, de todas las partes del mundo y representativos, como suele decirse, de las diversas áreas culturales. Los miembros serán nombrados directamente por el Sumo Pontífice y se reunirán en asamblea plenaria al menos una vez al año.

IV. El Pontificio Consejo se valdrá de la colaboración de peritos en diversas disciplinas, especialmente relacionadas con cuestiones familiares. También pueden ser llamados como consultores sacerdotes y religiosos.

Todos ellos componen el cuerpo de consultores, que tienen la función de dar consejos y opiniones acerca de las cuestiones propuestas por el Presidente y por los miembros; y pueden ser consultados individual o comunitariamente en las reuniones que se celebrarán de forma periódica.

V. Corresponde al Pontificio Consejo para la Familia promover la pastoral de las familias y el apostolado específico en el campo familiar, aplicando las enseñanzas y orientaciones del Magisterio eclesiástico, de manera que las familias cristianas puedan realizar la misión educativa, evangelizadora y apostólica, a la que están llamadas.

En particular el Consejo:

a) En espíritu de servicio y respetando las propias competencias procurará mantener con los obispos, con las Conferencias Episcopales y con sus organismos encargados de la pastoral familiar intercambio de informaciones y experiencias en orden a dirigir y orientar la pastoral familiar;

b) procurará la difusión de la doctrina de la Iglesia acerca de los problemas familiares, de modo que esa doctrina pueda ser perfectamente conocida e íntegramente propuesta al pueblo cristiano, tanto en la catequesis como a nivel científico;

c) promoverá y coordinará las iniciativas pastorales en orden a la procreación responsable según las enseñanzas de la Iglesia;

d) estimulará la elaboración de estudios relativos a la espiritualidad matrimonial y familiar;

e) animará, sostendrá y coordinará los esfuerzos en defensa de la vida del hombre, durante todo el arco de su existencia, desde el momento mismo de su concepción;

f) promoverá también, a través del trabajo de institutos científicos especializados (teológicos y pastorales), los estudios que tienden a integrar las ciencias teológicas y humanas, en lo referente a los temas de la familia, a fin de que la totalidad de la doctrina de la Iglesia sea cada vez más accesible y mejor comprendida por todos los hombres de buena voluntad;

g) cuidará las relaciones con los Movimientos que, aunque se inspiren en otras confesiones religiosas (o en diversas concepciones ideológicas), acepten la ley natural y un sano humanismo;

h) respetando la competencia propia del Pontificio Consejo para los Laicos y en colaboración con él, procurará la preparación específica de laicos comprometidos individual o asociativamente en el apostolado familiar, inspirará, sostendrá y dirigirá la actividad de los Movimientos católicos familiares, tanto nacionales como internacionales y de los diversos grupos de apostolado de los laicos que tienen como finalidad atender a los problemas familiares. Por lo mismo, mantendrá relaciones especiales con el Pontificio Consejo para los Laicos, en un intercambio periódico de informaciones con miras a reflexiones e iniciativas comunes;

i) instaurará una colaboración recíproca con los dicasterios y organismos de la Curia Romana en las materias de su competencia, que tengan alguna proyección sobre la vida y pastoral de las familias, especialmente en lo que se refiere a la catequesis sobre la familia, a la formación teológica de los jóvenes sobre problemas familiares en los seminarios y en las Universidades Católicas, a la formación y preparación teológico-pastoral, en el campo familiar, de los futuros misioneros y misioneras, de los religiosos y religiosas, a la acción de la Santa Sede ante los competentes Organismos internacionales y ante cada uno de los Estados, para que siempre sean reconocidos y tutelados los derechos de la familia;

j) se preocupará —a través de las Representaciones Pontificias— de recoger datos sobre la situación humana, social y pastoral de las familias en los diversos países.

VI. Un reglamento "ad experimentum", redactado para la aplicación del presente "Motu proprio" de acuerdo con cuanto se establece en la "Regimini Ecclesiae universae" y en el "Reglamento general de la Curia Romana", dará las oportunas disposiciones sobre el funcionamiento del Pontificio Consejo para la Familia.

Roma, junto a San Pedro, 9 de mayo de 1981, año III de mi pontificado.



IOANNES PAULUS II


1 comentario:

  1. Hola querida amiga: Gracias por todo lo que compartes en tus blogs a favor de la vida.

    Que Nuestro Señor te siga bendiciendo y que la Virgen María te cubra con su manto.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar

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CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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