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Hola, te invito a que pienses que puedes hacer, desde tu lugar, para ayudar a la defensa de la vida. Por ejemplo puedes proponer reunion...

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lunes, 2 de julio de 2012

►Persona desde la concepción

El Doctor Carlos Fernández del Castillo Sánchez expone sus ideas sobre el respeto a la vida humana desde la concepción, que ya se es una persona.

jueves, 21 de junio de 2012

► DIGNIDAD DE LA PERSONA, AGRAVIOS Y DEFENSA DE LA VIDA


Jorge Ybarnegaray Urquidi PhD.

Prof. Bioética UCB

Colaborador de VHI en Bolivia




Ante el contexto de una realidad que afecta a las personas, la familia y la sociedad, donde se perciben transgresiones a la ley y a los derechos humanos, cabe considerar la situación desde un punto de vista ético.



El término dignidad proviene de la palabra latina dignus, que significa valioso y de dignitaten, que quiere decir excelencia moral. Es la cualidad de digno, excelencia o realce. También significa decoro y decencia de las personas en la manera de comportarse. La dignidad, como valor moral, es el reconocimiento del valor del ser humano como persona, por sí mismo y por la sociedad a la cual pertenece. Este alto valor ético exige el deber de reconocer en la práctica los derechos de la persona y de exigir su cumplimiento, como también en las relaciones sociales y políticas.



Hay afinidad entre dignidad y persona. Se dice usualmente dignidad de la persona humana o dignidad humana. Según Tomás de Aquino, la dignidad o calidad de valioso dimana de las perfecciones que tiene un ser en sí mismo, lo que le hace ser bueno e independiente de la posibilidad de satisfacer deseos. Persona es un sujeto, poseedor de una propiedad diferenciadora, que es su peculiar dignidad. He aquí el supremo grado de dignidad en los hombres: “…que por sí mismos, y no por otros, se dirijan hacia el bien”.



Se considera que la persona además de poseer un cuerpo físico, es de naturaleza espiritual, racional y volitiva. La persona es digna, porque de su ser espiritual brota su dignidad. Proviene de las virtudes de la naturaleza humana para realizarse en plenitud. El filósofo Kant, respecto de la dignidad en su obra Fundamentación de la metafísica de las costumbres, dice que aquello que es la condición para que algo sea un fin en sí mismo, eso que no tiene valor relativo o precio, sino un valor interno, eso es dignidad.



En cuanto a los agravios, todo ser humano puede vulnerar su propia dignidad y la de los demás. Tal agravio deriva de un mal uso de la autonomía y la libertad. La forma más radical y directa es el intento de destrucción del ser de la persona a quien se agravia. Ultrajar o denigrar la esencia de la persona promueve la destrucción del ser y del profundo valor del amor. Todo lo que ocasione odio, hostilidad y aversión a través de la provocación, el escándalo, la calumnia, la perfidia, es una ofensa contra la dignidad de la persona, como también cuando se obstaculiza el derecho a la justicia y el ejercicio de la libertad por coacciones físicas o psíquicas, represión violenta, torturas, linchamiento, esclavitud y otras humillaciones. Igualmente, el autoritarismo, la intolerancia, la demagogia, la imposición de ideologías, la falta de respeto a las creencias y el no saber escuchar al otro, son denigrantes.



Atentar contra la vida es ir contra la dignidad, valor esencial de los derechos humanos, que demanda el debido respeto para la persona, la familia y la comunidad sin ninguna discriminación. También es ir contra el humanismo que enaltece a la persona y repudia la humillación de los ciudadanos en la vida cotidiana, social y política.


Se concluye afirmando que no podrá haber paz social si no se considera fundamental el respeto a la dignidad de la persona y a la inviolabilidad de los derechos humanos desde la concepción hasta la muerte natural. La dignidad de la persona debe ser intocable. Respetarla, protegerla, y defenderla es deber del estado y debe ser tarea y obligación de todos.

miércoles, 23 de mayo de 2012

►¿TIENEN ALMA LOS EMBRIONES?



Queridos amigos, sabemos que el cuerpo, nuestro cuerpo, comienza a formarse a partir de un par de células, y que ha sido llamado a la VIDA por nuestro buen Dios, no me había planteado sino hasta hace poco sobre el momento en que el alma se infunde en el cuerpo. Los que desean matar necesitan menoscabar donde ni la razón, ni la ciencia aún, pueden explicar porque simplemente hay cosas que son naturales, independientemente de una religión, de una idea, de cierta política.
¿La política de la cultura de muerte? El ODIO, solo en corazones amargados y frustrados entra la posibilidad de aniquilar vida destinada a nacer mas allá del cuadro en el que haya sido gestada.
Un tema de debate y hasta donde he podido leer ni la bioética ni la filosofía han podido responder... solo El tendrá la respuesta: porque a Dios lo que es de Dios, a nosotros no cabe el respeto hacia toda obra Suya.
Les comparto el siguiente escrito y de aquí en mas todo cuanto vaya leyendo porque me parece bueno seguir avanzando y nutriéndonos de conocimientos y opiniones e investigaciones de expertos y estudiosos para continuar nuestra defensa de la vida.
Aprendemos juntos, gracias por algunos testimonios que sigo recibiendo, y que cuando Dios permita veré el modo de compartir.
Gracias por leer
Dios los bendiga
Laura

La gente se sorprende a veces cuando se entera de que lo incorrecto de destruir un embrión humano no depende en última instancia del momento en que ese embrión pueda convertirse en persona o recibir de Dios el alma. Muchas personas suponen, frecuentemente, que la Iglesia Católica enseña que destruir los embriones humanos es inaceptable porque son personas (o tienen alma). Aunque es cierto que la Iglesia nos enseña que la destrucción intencional y directa de embriones humanos es siempre inmoral, sería incorrecto deducir por ello que también enseña que los cigotos (embriones de una sola célula, es decir, el óvulo fertilizado), o cualesquiera otros embriones en fases tempranas, son personas, o que ya tienen almas racionales inmortales. El magisterio de la Iglesia nunca ha declarado de manera definitiva cuándo se crea el alma en el embrión humano. Esto sigue siendo una cuestión abierta. La Declaración sobre el Aborto Provocado emitido por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1974 lo expone de manera muy precisa:

“Esta declaración deja expresamente a un lado la cuestión del momento de la infusión del alma espiritual. No hay sobre este punto una tradición unánime, y los autores están todavía divididos. Para unos, esto sucedería en el primer instante; para otros, podría ser anterior a la anidación. No corresponde a la ciencia dilucidarlas, pues la existencia de un alma inmortal no entra dentro de su campo. Se trata de una discusión filosófica de la que nuestra razón moral es independiente…”

A partir de lo anterior, la enseñanza moral de la Iglesia es que el embrión humano debe ser tratado como si ya tuviera alma, aun y cuando pudiera no ser así. Debe ser tratado como si ya fuera una persona desde el momento de la concepción, aun y cuando exista la posibilidad teórica de que no sea así. ¿Por qué esta postura sutil, débil, y no una declaración firme de que los cigotos tienen alma y por lo tanto son personas? Primero, porque nunca ha habido unanimidad en la tradición sobre este tema; segundo, porque el preciso momento de la creación del alma/la persona en el embrión humano es irrelevante para la pregunta de si podemos o no destruir dichos embriones con propósitos de investigación o cualesquiera otros propósitos.

Es interesante saber que el tema de la creación del alma se ha estado analizando desde hace siglos y que la animación tardía fue probablemente la norma en la mayor parte de la historia cristiana. La animación inmediata empezó a ganar fuerza a comienzos del siglo XVII (y en la actualidad es la postura más ampliamente aceptada). San Agustín, al parecer, estuvo cambiando de una posición a la otra durante toda su vida. Santo Tomás, en el siglo XIII, sostenía que la animación humana no sucedía en el primer instante sino en un momento independiente del inicio mismo. El argumentaba que esto posibilitaba el desarrollo material del embrión y lo hacía “apto” para recibir de Dios el alma inmortal (pasando por estadios iniciales más simples como almas “vegetales” y “animales”). Las discusiones continúan todavía el día de hoy en diversos ámbitos, con nuevos conocimientos en embriología incorporándose al debate como lo son la gemelización y la quimerización, y con nuevas preguntas conceptuales surgidas a partir de la complicada biología que rodea la totipotencialidad y la pluripotencialidad.

Hay que reconocer que el momento preciso en que el alma es creada en el embrión es asunto de Dios. No necesitamos una respuesta a esta fascinante pregunta teológica especulativa, como aquella antigua discusión sobre cuántos ángeles caben en la punta de una aguja, para comprender la verdad fundamental de que los embriones humanos son inviolables y merecen un respeto incondicional en cada etapa de su existencia. Esta declaración moral se apega, más bien, a los datos científicos que se tienen sobre el desarrollo humano inicial y que afirman que cada una de las personas sobre la faz de la tierra es, por decirlo así, “un embrión que ha crecido mucho”. No es necesario, por lo tanto, saber cuándo Dios crea el alma en el embrión, pues como en alguna ocasión lo he comentado a manera de broma, aun y cuando fuera cierto que el embrión no recibe su alma sino hasta que se gradúa de la escuela de leyes, eso no significa que antes de su graduación se le pueden extirpar forzadamente órganos y tejidos y provocarle la muerte.

Los embriones humanos son ya seres que son humanos (no cebras ni plantas) y, de hecho, son los más nuevos y más recientes integrantes de la familia humana. Son seres completos estructurados para madurar a lo largo de su propia línea de tiempo. Cualquier acción destructiva contra ellos durante su desplazamiento hacia el desarrollo total, interrumpe en sí toda la línea de tiempo de esa persona en particular. En otras palabras, el embrión existe como un integrante completo y viviente de la especie humana, y cuando se destruye, ese individuo específico ha perecido. Todo embrión humano, por lo tanto, es único y sagrado, y no debe ser canibalizado para extraerle sus células madre. 

Lo que el embrión humano es, aún en su más temprana fase de desarrollo, lo convierte ya en el único ser apto para recibir el don de un alma inmortal de manos de Dios. Ningún otro embrión animal o vegetal puede recibir este don; de hecho, ningún otro ente en el universo puede recibirlo. Es por ello que el embrión humano desde sus inicios nunca será meramente un tejido biológico, como lo es un grupo de células hepáticas en una caja de petri; mínimamente, ese embrión, con todas sus estructuras internas y con la dirección que sigue, representa el santuario privilegiado de alguien que ha sido creado para desarrollarse como una persona humana.

Algunos científicos y filósofos intentarán argumentar que si el embrión en fase inicial no ha recibido aún un alma inmortal de Dios, entonces está bien destruirlo con propósitos de investigación puesto que todavía no es una persona. Pero en realidad sería lo contrario; es decir, sería más inmoral destruir un embrión que todavía no ha recibido un alma inmortal que destruir uno que ya la tiene. ¿Por qué? Porque el alma inmortal es el principio por el cual esa persona puede llegar a su destino eterno con Dios en el cielo, de tal manera que cuando alguien destruye un embrión, si ese fuera el escenario, impediría de manera absoluta que ese ser humano logre tener un alma inmortal (o ser una persona) y pueda llegar a Dios. Esta sería la peor de las maldades pues ese investigador de células madre embrionarias estropearía, con una acción que en cierto sentido sería peor que el asesinato, todo el diseño que Dios tenía para esa persona única e irrepetible.

La persona humana, por lo tanto, aun en su forma más incipiente como un ser humano embrionario, debe ser siempre protegida de manera absoluta e incondicional, y la especulación respecto al momento en que se convierte en persona no debe alterar esta verdad fundamental. 

El Padre Tadeusz Pacholczyk hizo su doctorado en neurociencias en la Universidad de Yale y su trabajo post-doctoral en la Universidad de Harvard. Es Sacerdote para la Diócesis de Fall River, Massachusetts, y se desempeña como Director de Educación en el Centro Nacional Católico de Bioética en Philadelphia. The National Catholic Bioethics Center: www.ncbcenter.org Traducción: María Elena Rodríguez

sábado, 19 de mayo de 2012

►¿POR QUÉ DEFENDER LA VIDA POR NACER?





La vida humana es sagrada porque viene de Dios, permanece siempre en una especial relación con Él y va a Él. El padre y la madre transmiten la vida, pero el Creador es el único Señor de ese don.
Como confirma la genética actual, en el momento en que el óvulo es fecundado por el espermatozoide empieza la aventura de la vida de un nuevo individuo humano que ya tiene su propia identidad biológica e irá desarrollando sus potencias progresivamente sin saltos cualitativos.
La nueva vida posee una dignidad intrínseca a su naturaleza y un inestimable valor independiente de cualquier consideración subjetiva -por ejemplo el deseo de no tener un hijo o la creencia de que la persona concebida no será feliz- y exige ser acogida con responsabilidad.
La libertad humana, incluso en las circunstancias más difíciles, es capaz, con la ayuda de Dios, de gestos extraordinarios de sacrificio y de solidaridad para acoger la vida de un nuevo ser humano.

Un embarazo inesperado y quizás no deseado puede exigir sacrificio, formación, información y ayuda. Pero los seres humanos pueden, a pesar de las dificultades y de sus debilidades, corresponder a la altísima vocación para la cual han sido creados: la de amar.
De hecho, la experiencia demuestra que muchísimos embarazos no deseados se transforman, al dejar nacer al hijo, en gozosas maternidades. Por otra parte, numerosos niños dados en adopción han podido disfrutar de una vida plena y realizar su aportación al mundo.
Aun siendo muy pequeño y estando oculto en el vientre de su madre, el concebido es amado infinitamente por Dios por ser una persona humana, hecha a su imagen y semejanza, y está llamado a la felicidad eterna.



Tener un hijo responde a una llamada inscrita en el propio ser femenino: en la aspiración de su alma a reflejar junto al hombre el poder creador y la paternidad de Dios, en su estructura psíquica inclinada a acoger la vida, y en su misma constitución física y su organismo, dispuestos naturalmente para la concepción, gestación y parto del niño como fruto de la unión con el hombre.
Así, la estructura femenina, unida a la dimensión del don propia de toda persona, ofrece pistas claras sobre el designio divino para la mujer, cuya realización le permite encontrar su plenitud.
La politóloga feminista Janne Haaland Matláry describe así la experiencia de la maternidad que llena de alegría y de sentido las vidas de millones de mujeres: "He sido siempre una mujer trabajadora, interesada ante todo por mi propio trabajo. Pero cuando me convertí en madre, me di cuenta de que esa era, en un sentido muy profundo, la verdadera esencia de la feminidad".
Cristo habla sobre la profunda satisfacción, el significado y el alcance de la maternidad, comparando la vida que la madre alumbra, con la Vida eterna que Él regala: “La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar” (Jn 16, 21-22).
A lo largo de la historia, la maternidad ha sido muy valorada. Sin embargo, en ocasiones también ha sido (y es) penalizada o despreciada, por ejemplo por el feminismo radical desarrollado en los años 70 del siglo XX que la relacionaba con la mujer pasiva y atrasada, y por los sistemas económicos que en la práctica discriminan a las mujeres trabajadoras que tienen hijos o no las apoyan. Esta actitud ha impedido a muchas mujeres desarrollar libremente un aspecto esencial de sí mismas y ha empobrecido a la humanidad.




Las mujeres que dan vida y ayudan a su crecimiento realizan una trascendente aportación a la colectividad que el Estado y la sociedad deben reconocer y salvaguardar.
Benedicto XVI llamaba la atención sobre esta cuestión al recibir, en enero de 2011, a grupo de responsables de instituciones públicas italianas, destacando que “es necesario sostener concretamente la maternidad y también garantizar a las mujeres que ejercen una profesión la posibilidad de conciliar familia y trabajo. De hecho, demasiadas veces se ven obligadas a elegir entre una u otra cosa. El desarrollo de políticas adecuadas de ayuda, así como de estructuras destinadas a la infancia (···) puede ayudar a lograr que el hijo no se vea como un problema, sino como un don y una gran alegría”.
Pocos meses antes, al consagrar la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, destacaba también la necesidad de “que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente”.
Actualmente, en Europa, el índice de fecundidad no garantiza la renovación generacional. El descenso y envejecimiento de la población esconden un gran problema social y cultural relacionado con la falta de esperanza y plantean otros tantos, como el futuro de las pensiones. Las madres tienen una función vital en la configuración de una sociedad humana con futuro esperanzador.
La verdadera igualdad de sexos contempla el especial esfuerzo integral de la mujer en el común engendrar, que deja al hombre en deuda con ella, en palabras de Juan Pablo II.
La Iglesia muestra a la familia como el lugar más adecuado para acoger la vida humana y exige que el Estado la respete, proteja y apoye. Al mismo tiempo, consciente de su solidaridad corresponsable, demuestra su apoyo incondicional a las madres para acoger su maternidad con una actitud positiva y llevar adelante la gestación, nacimiento y educación de sus hijos, y para que siempre y en todas partes todos los seres humanos que llegan al mundo reciban una acogida digna del hombre, si es necesario a través de la ayuda a las familias, a las madres solteras y a los niños.



La vida humana debe ser respetada y protegida desde el momento de la concepción. Por muchos problemas que puedan acompañar al embarazo y al hijo concebido, ¿justificarán la expulsión del feto del útero que causa la muerte de ese ser humano que se encuentra en la primera fase de su existencia?

Además del homicidio concreto de un ser humano inerme totalmente confiado a la protección de la mujer que lo lleva en su seno, el aborto provocado es una fuerza destructora para la vida de las personas implicadas en él, especialmente de mujeres que a menudo han tenido que afrontar solas el dolor y el remordimiento profundos que surgen después de la decisión de acabar con la vida de un niño por nacer.
El aborto destruye vínculos naturales de padres e hijos y viola el parentesco espiritual de todos los hombres, menoscaba la dignidad de la persona humana, implica una profunda injusticia en las relaciones humanas y sociales, y ofende al Creador.
Su proliferación perjudica a todos porque disminuye el respeto a la vida de los ancianos y enfermos, “se oscurece la distinción entre el bien y el mal, y la sociedad tiende a justificar incluso prácticas evidentemente inmorales”, constataba el papa polaco en el 25º aniversario de la legalización del aborto en Estados Unidos.
Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales destaca el derecho a la vida, que además es un elemento constitutivo de la sociedad civil y de su legislación. Los Estados están obligados a defender este derecho fundamental.
Las propuestas de legitimar un supuesto derecho al aborto se basan en discriminaciones arbitrarias y en la ley del más fuerte que hacen retroceder a una época de barbarie que se creía superada para siempre. La paz requiere el respeto de la dignidad de las personas.
De todas maneras, si una persona ha abortado o participado en esa grave injusticia, siempre puede arrepentirse, acoger el perdón y la paz de Dios en el sacramento de la Reconciliación, y confiar con esperanza a ese ser humano fallecido a la misericordia del Padre. Además, incluso a través de esa muerte, Dios puede conducir y sacar vida.




domingo, 15 de abril de 2012

►En un aborto mueren dos vidas


Una vida que niega esta realidad vive adormecida entre el odio y el orgullo... 
Algunos conceptos que necesitas saber para ver un poquito mas allá de las ideas impuestas por una sociedad corrompida por el desamor. 
 En el arrepentimiento encontrarás el camino de la esperanza, otorga ayuda a otras madres, induce a que no cometan este acto tan malsano, comparte tu testimonio, mira la vida con amor y esperanza, propone dar en adopción como alternativa, muestra un niño muerto por aborto, en la etapa de desarrollo que se encuentre, a la mujer que siente la tentativa para que se apiade y recapacite.
Por favor, no demos la espalda, es un llamado clamoroso a todas las mujeres que hoy dia se dicen "feministas".
Yo soy feminista, y defiendo la vida, la familia y los valores por una sociedad mas justa.
Gracias por leer
El Señor te colme de bienes y gracias del cielo.
Laura

jueves, 5 de abril de 2012

►¿Por qué la Iglesia no aprueba el aborto?



Autor: Florentino Juárez

No es cuestión de aprobar o no aprobar el aborto. La Iglesia no trata de imponer sus ideas, sino que considera su deber ayudar al hombre y defender los derechos de aquellos que no pueden hacerlo por sí mismos, en este caso, los niños no nacidos. La Iglesia valora como el mayor don la vida y busca protegerla y fomentarla, enseñando al hombre el verdadero valor de la vida. Una visión errada puede llevar a la distorsión y a la destrucción de los valores humanos inherentes a la persona, con el riesgo de deshumanizar al mundo.

El hombre es libre. Esa libertad ha sido la gran conquista de nuestro tiempo. Libertad y progreso son justamente las dos banderas que enarbolan quienes luchan por una legislación pro -abortista. Nadie pone en duda que el redescubrimiento del valor, de la dignidad y del papel de la mujer en la sociedad deban ser defendidos.

Y aquí está el punto. Cuando se habla de «aborto sí» o «aborto no», se toma en cuenta sólo los derecho de una sola de las partes. Con mucha facilidad se olvida de la otra persona que la mujer lleva dentro. 

Desde el plano médico-legal, todo se juega en el prejuicio de no reconocerle entidad al niño -o la niña- que se porta en el seno.

En buena lógica, parecería justo decir que si el hombre no es capaz de crear la vida, no le es tampoco lícito el destruirla a beneplácito, como si fuera su dueño. Para el creyente la cosa es más sencilla, pues sabe que la vida le viene de Dios; que es un don, más aún, el don más maravillosos de todos los dones. La donación es siempre muestra signo de amor. Por lo mismo, la concepción siempre debiera ser fruto del amor, pero amor del verdadero. Ese amor que no permite hablar de interrupción voluntaria de la gravidez, de mujer o producto o feto... Las palabras que entiende son madre y padre que esperan y reciben como don de Dios a un hijo muy amado. Desgraciadamente, muchas veces una nueva vida no es fruto del amor, pero aún así es una nueva vida que tiene el derecho de nacer.

Hablemos como dos amigos. Si yo te preguntara por la persona a la que más amas, estimas tu cantante favorito, el futbolista preferido, tu pastel inolvidable, me dirías sus nombres sin interrupción en el menor tiempo posible. Si te preguntara de igual manera por los que peor te caen, tal vez me los dirías en menos tiempo todavía. Y si ahora te diera la posibilidad de elegir que uno de estos dos grupos no existiera, que desapareciera instantáneamente... no necesito escuchar tu respuesta, ya sé cuál has seleccionado. Tus gustos son evidentes, te traicionan, también los caprichos y tus conveniencias y tus molestias. ¿Alguien te obligó a elegirlos?

Aborto tiene 6 letras igual que muerte. ¿Suficiente? Generalmente no se agrede a quien más se ama y menos a su vida, don exclusivo de Dios; si así lo intentaras tu apreciado “amigo” de inmediato buscaría defenderse. La vida inicia desde el momento de la concepción, dando origen y creando las condiciones necesarias que se realice una persona. En cualquier momento de su desarrollo que se vea interrumpido, se mata a una persona. Si no se dan las condiciones, la naturaleza es la encargada de esa interrupción no querida por la madre.





miércoles, 3 de agosto de 2011

Voces jóvenes dicen la verdad sobre la vida humana a las Naciones Unidas

Voces jóvenes dicen la verdad sobre la vida humana a las Naciones Unidas
La «Declaración de la Juventud a la ONU y al Mundo» de la Alianza Internacional de la Juventud fue presentada el lunes, resalta ocho principios basados en la dignidad de la persona



Autor: Lauren Funk | Fuente: C Fam



NUEVA YORK, 29 de julio de 2011 (C-FAM) Las entusiastas voces de la juventud pro-vida de todo el mundo se impusieron en los eventos de la Reunión de Alto Nivel sobre la Juventud esta semana en las Naciones Unidas, atrayendo la atención tanto de funcionarios como de delegados de la ONU.

«Sigo cruzándome con estos pro-vida, están en todos lados... de hecho la mayoría de la gente que he entrevistado es pro-vida», dijo a un miembro de la Alianza Internacional de la Juventud una joven que trabajaba para el Fondo de Población, mientras entrevistaba a los asistentes a la conferencia.

«Nosotros [los miembros de la Alianza Internacional de la Juventud] éramos la mitad, si no más, de los jóvenes que de hecho estaban en la conferencia», dijo a Friday Fax un participante de la Alianza. «Y cualquier persona que hablaba en contra de nosotros [y de nuestro mensaje sobre la vida humana] era adulta, no joven».

La «Declaración de la Juventud a la ONU y al Mundo» de la Alianza Internacional de la Juventud fue presentada el lunes, en la sesión de la Asamblea General. El manifiesto, que resalta ocho principios basados en la dignidad de la persona, fue recibido con aplausos por los jóvenes de la galería de ONG.

Además de participar en los eventos oficiales de esta reunión de alto nivel, los miembros de la Alianza patrocinaron un «Día de formación para jóvenes» encabezado por un grupo de reconocidos oradores estadounidenses (muchos de ellos, jóvenes) que se presentaron ante un público de más de 100 jóvenes y miembros de organizaciones no gubernamentales.

«Los jóvenes pro-vida que participaron en los paneles interactivos de la conferencia y de los debates hablaron con tanta pasión, sin fijar la mirada en un papel, sino mirándonos a nosotros, a la audiencia. Los otros [aquellos que trabajaban para organismos de la ONU u organizaciones afines] se veían aburridos, como queriendo irse y acabar con eso... no estaban totalmente enganchados», explicó a Friday Fax otro joven participante.

La Alianza Internacional de la Juventud también patrocinó un evento presentado por la Misión de la Santa Sede ante la ONU, que expuso una perspectiva de la juventud centrada en la dignidad y en la vida vivida en verdadera libertad, en lugar de una existencia conducida por pasiones egoístas.

«Los jóvenes tienen mucho más en sus cabezas que el sexo. Nuestros jóvenes están necesitados del estímulo de una vida de verdadera grandeza», explicó una de las presentadoras, la ex concursante del programa estadounidense America´s Next Top Model, Leah Darrow. Su incentivo tanto para la juventud como para los delegados se unió al de Kristan Hawkins, de Students for Life of America, al de Meghan Knighton, del Catholic Near East Welfare Association, y al de Jeffrey Azize y Michael Campo, productores del documental «The Human Experience» (La Experiencia Humana), que fue aclamado por la crítica.

Los presentadores criticaron a quienes pintan el futuro de la juventud con pinceladas sombrías, e hicieron hincapié en que la clave para hacer realidad la dignidad humana es desafiar a la juventud y a la sociedad en su conjunto a vivir una vida virtuosa. 

El arzobispo Francis Chullikatt dijo a Friday Fax: «Los jóvenes panelistas expusieron magníficamente el importante papel de la gente joven en la transformación de la sociedad y de la cultura actual a través de los valores evangélicos. Su testimonio personal de vida cristiana es la clase de legado que necesita dejarse a las generaciones futuras».

Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano

lunes, 30 de mayo de 2011

¿Porqué NO al aborto?

Sí a la Vida - No al aborto

Siempre Sí al ser humano, sea cual sea el estadio vital en que se encuentre


Vivimos en una sociedad plural. Unos piensan de una manera y otros de otra; bien, pero... ¡defendamos nuestra postura con razones!


No es inteligente el tomar partido "porque sí", o porque es lo que está de moda y cae bien a una mayoría, o por razones de poco peso que contravienen a otras de mayor entidad. Por eso veamos las razones por las que nos oponemos al aborto y damos un sí a la vida:



Si la justicia consiste en dar a cada uno lo suyo, el primer derecho de la persona humana es el de vivir. 



Pero la vida del ser humano es un hecho, siendo un derecho su protección y defensa. Así pues, queda claro que cuando decimos "derecho a la vida", estamos diciendo que es un derecho a su protección. Y esto porque:




La ciencia ha demostrado que "la vida humana comienza en el momento de la fecundación, en el momento de la fusión del espermatozoide con el óvulo" (Profesor Alfred Kastler, Premio Nobel de Física).




"El hombre entero se encuentra ya en el óvulo desde el momento en que éste es fecundado: todo el hombre con todas sus potencialidades" (Jean Rostand, biólogo francés de primera línea).




 "Aceptar el hecho de que, tras la fertilización, un nuevo ser humano ha comenzado a existir no es una cuestión de opinión, es una evidencia experimental". (Jérome Lejeune. Premio Nobel. Catedrático de Genética Fundamental de la Universidad de la Sorbona).




 "Producir un aborto es matar a un ser humano". (Dr. Zamorano Sanabria. Catedrático de Embriología de la Universidad Complutense de Madrid).




 "Soy biólogo y puedo afirmar que cuando el óvulo y el espermatozoide se unen ya se ha originado una nueva vida. Molecularmente hablando, aquello no es una prolongación de la madre, no es un apéndice que pueda ser extirpado sin más. Es un individuo nuevo, y a menos que neguemos la definición misma de la humanidad y sus derechos, no podemos atentar contra él. El momento clave es pues el de la concepción. Entonces comienza la aventura humana. Y la evolución del ser humano proseguirá sin cesar hasta la muerte. Embrión, feto, recién nacido, niño, joven, adulto, anciano, todo es el mismo individuo en diferentes edades". (Profesor Botella Llusiá, Presidente de la Real Academia Nacional de Medicina, Catedrático de Ginecología y ex-Rector de la Universidad de Madrid).




 Los científicos nos dicen que en el zigoto ya hay una vida "distinta" del óvulo y del espermatozoide, que comienza su propio desarrollo La prueba la encontramos en el niño -probeta o en el zigoto insertado en el útero de una madre de alquiler. Es evidente que no es un tumor de la mujer, sino un ser humano distinto de ella, aunque en proceso de desarrollo, que necesita condiciones especiales de nidación. Su evolución progresiva, sin solución de continuidad, le llevará al nacimiento, niñez, juventud, ... hasta su muerte.



Resumen de su desarrollo en el seno materno:



De la unión del óvulo con el espermatozoide nace un nuevo ser, una célula diferente con doble herencia: 23 cromosomas del padre y 23 de la madre.



A las 6 horas después de la fecundación la célula inicial da dos, que a su vez se convierten en cuatro, éstas se dividen en ocho, dieciséis, treinta y dos... ¡una explosión de vida! hasta llegar a los 60.000 millones de células que constituyen el niño en el momento de nacer.



Hacia los 17 días el embrión comienza a diseñarse: sistema nervioso, vértebras, costillas, médula espinal, futura cabeza con rudimentario cerebro...



Hacia las 3 semanas algunas células empiezan a latir, el corazón del tamaño de un grano de trigo no dejará de hacerlo hasta la muerte.



A partir de entonces se esbozan los brazos, piernas, cara...



A los 2 meses ya tenemos completamente formada la figura.



A los 3 meses ya no se habla de embrión sino de feto. La talla alcanza casi 10 cm. y el peso 45 grs. El niño ya se mueve y comienza a esbozarse la respiración.



Al 4º mes los riñones funcionan y empiezan a salir los cabellos.



Al 5º mes mueve brazos y piernas.



El 6º mes es el de los músculos.



El 7º mes es el de los nervios.



Al 9º mes, hacia los 270 días, se prepara para salir y hacer su aparición en nuestro mundo.



La ciencia ha hablado ¿Cómo podemos negar la evidencia? La interrupción voluntaria del embarazo es un crimen, por mucho que las leyes lo permitan.



Carmen Díaz-Varela.







jueves, 21 de abril de 2011

Caritas in veritate



Caritas in veritate


51« (...)



Para salvaguardar la naturaleza no basta intervenir con incentivos o desincentivos económicos, y ni siquiera basta con una instrucción adecuada. Éstos son instrumentos importantes, pero el problema decisivo es la capacidad moral global de la sociedad. 




Si no se respeta el derecho a la vida y a la muerte natural, si se hace artificial la concepción, la gestación y el nacimiento del hombre, si se sacrifican embriones humanos a la investigación, la conciencia común acaba perdiendo el concepto de ecología humana y con ello de la ecología ambiental. 




Es una contradicción pedir a las nuevas generaciones el respeto al ambiente natural, cuando la educación y las leyes no las ayudan a respetarse a sí mismas. 




El libro de la naturaleza es uno e indivisible, tanto en lo que concierne a la vida, la sexualidad, el matrimonio, la familia, las relaciones sociales, en una palabra, el desarrollo humano integral. 




Los deberes que tenemos con el ambiente están relacionados con los que tenemos para con la persona considerada en sí misma y en su relación con los otros. No se pueden exigir unos y conculcar otros. Es una grave antinomia de la mentalidad y de la praxis actual, que envilece a la persona, trastorna el ambiente y daña a la sociedad.(...)»
















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CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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